lunes, 29 de febrero de 2016

Y que no haya más mundo.


Dormirme en la curva de tu cuello. Aprenderme de memoria las constelaciones que forman tus lunares. Respirar ese olor que es sólo tuyo. Y sólo mío. Reconocer tus costillas y el roce de tu piel. Que me quemen tus besos. Que me den sed. Que me entren ganas de tenerte cuando te alejas un centímetro. Volverme adicta a tus caricias. Tener mono de tu aliento. Que me estorbe tu ropa. Que te estorbe la mía. Y que no haya más mundo que nosotros en un mar de sábanas.

viernes, 26 de febrero de 2016

Me gustas.


No me preguntes porqué, no lo sé. Sólo sé que esas dos palabras aparecieron un día ante mis ojos, como por arte de magia, como si antes no hubiera podido ver que era así, que me gustas.
No te asustes, no es una petición de matrimonio. Pero, ¿sabes? Me gustaría entrelazar nuestros dedos con disimulo, correr a escondernos a un rincón para matarnos a besos, que nos entre urgencia por volver a casa, por quedarnos solos...
Quizá sea porque me haces reír. Quizá tenga que ver que siempre tengas la palabra correcta. O que estés ahí para rescatarme cuando caigo, para creer en mí, para soportarme cuando ni yo misma me aguanto. No sé...
Tal vez sea la forma en que me miras. O la forma en que te miro. No sé, pero me gustas y no sé decirlo de otra manera. Puede que esté anticuada, que ya no se estile, pero nunca me importó no adaptarme a los nuevos tiempos, a esas modas que pretenden amar sin que lo parezca, que se esconden y se engañan diciendo que no llevan el corazón a cuestas. ¿A quién pretendo engañar si siempre he sido de las que pone el corazón en cada paso? Y contigo no iba a ser menos. Y ese pequeño músculo tonto, ese que tu dices que es muy grande, dice que le gustas.

miércoles, 24 de febrero de 2016

Hay quien lo llama huir.

Tu imagen, mis letras @JuliQuimi 
Adiós. Lo siento. No debería, lo sé. Debería pelear un poco más, aguantar un poco más, esperar que pase, que deje de doler, pero no puedo, ya no. Estoy demasiado cansada para seguir, siento que las fuerzas me faltan y que mi mejor opción es alejarme, poner tierra de por medio. Hay quien lo llama huir. Yo lo llamo ponerme a salvo.
Quizá, lejos, pueda evitar seguir mirando, pueda aprender a apartar la vista. Puede que te duela, sinceramente, lo dudo. Por dudar, dudo hasta de que te des cuenta de que me he ido, de que me he alejado de ti.
Mientras escribo esto pienso en que, seguramente, no te des por aludido, es más, seguramente, ni llegues a leerlo.
Me duele, es así, no puedo negarlo, pero tampoco puedo hacerte responsable de ello. No, aquí la única culpable de abrir la coraza y dejarte entrar y trastear con todo soy yo. Para ti sólo era un juego que yo me tome en serio, tampoco puedo culparte de que no supieras que yo estaba poniendo el corazón sobre la mesa y llevaba mala mano...
Tranquilo, ya he hecho las maletas, ya no molestaré más. Dejarás de saber de mí y, cuando quieras darte cuenta, habré desaparecido, habré ido lejos, donde me lleve este tren. Le he dejado mi aroma al viento, por si quisieras buscarme...

lunes, 22 de febrero de 2016

Hazlo durar

Tu imagen, mis letras @mamenflow
Una última copa de vino. Un baño caliente, con espuma. Suena música, no recuerdo quien es. Una voz femenina, suave, canta al ritmo de una melodía de piano. Abrázame fuerte mientras nos besamos... Hazlo durar.
Me sumerjo en el agua, con los ojos cerrados. Hazlo durar...
La sensación de calidez al dormir entre tus brazos. Hazlo durar...
Sentirme pequeña y grande a la vez. Sentir que todos mis miedos desaparecen cuando nos besamos y tus pestañas rozan mis mejillas. Hazlo durar...
El estallido de mil fuegos artificiales cuando tus manos recorren mi cuerpo y tu respiración encuentra refugio en la curva de mi cuello. Tú y yo unidos, fundidos, piel con piel, sin espacio para el aire. Hazlo durar...
La paz de acurrucarme en tu pecho y escuchar en silencio tus latidos. Hazlo durar...
La promesa de un para siempre, el brillo en los ojos, la ilusión de una vida a tu lado. Hazlo durar...
Los añicos de un sueño que se rompe, como miles de cristales estallando a la vez. La onda expansiva de cuatro palabras y un lo siento. Las heridas abriéndose profundas, rasgando la piel, sangrando. El corazón agonizando y una última respiración.
La canción ha terminado.
El agua se ha enfriado.
Y yo no supe hacerlo durar...

miércoles, 17 de febrero de 2016

Querido Cupido

Tu imagen, mis letras @IsikiYeah

En estas fechas tan señaladas, voy a pedirte un favor, uno fácil y pequeñito: la próxima flecha para mí, te la guardas. Mira que tienes mala pntería. Quizá seas más miope que yo y te equivoques al elegirla. Yo creo que siempre me lanzas la flecha que va dirigida a otra persona. O, tal vez, te falta intuición. Será cosa de la edad, demasiados años siendo niño y creyendo en ese amor de cuento de hadas que, permite que te diga, sólo existe en los libros.
Que sí, que no sólo es cosa tuya, lo sé. Que tú tiras la flecha y escondes la mano y me dejas el corazón lleno de pinchazos y recuerdos de historias pasajeras, infectado de aquellas que ni siquiera comenzaron. Y me pides que siga creyende en el amor, en las flores y los corazones cuando yo me conformaría con unas tiritas y unos puntos de aproximación para cerrarme las heridas. Así que hazme ese favor, no lances esa flecha. Ya me ocuparé yo de buscar a quien acusar cuando el amor triunfe.

lunes, 15 de febrero de 2016

Quiza sea yo...



Cogí la taza de café entre las manos para calmar un frío que no sabía bien de dónde venía. Llevaba tiempo dando vueltas a aquella idea en mi cabeza. Un pensamiento que escocía y hacía daño, como si alguien te arañase las entrañas o apretara tu cuello hasta dejarte sin respiración.
Sólo era una idea que había ido creciendo y haciéndose fuerte, una pregunta que no dejaba de repetirse y que siempre respondía de la misma forma. Un "¿por qué te vas?" que me respondía sola. Y, después, un "¿qué hice mal?" y el sentimiento de culpa. Quizá no fui lo que esperabas, quizá no fui quien querías que fuera, no sé, no lo entiendo. Las cosas cambiaron de la noche a la mañana y quisiera creer que no fue por mi causa, aunque esa jodida voz en mi cabeza no deja de repetirme que algo malo tiene que haber en mí, algo que no encaja, algo que no sirve... Quizá sea yo en todo mi conjunto.
Di un trago al café amargo y suspiré. Quizá esa voz tenga razón. Ojalá se callara...

viernes, 12 de febrero de 2016

Ya no me dueles...

Tu Imagen, Mis Letras. @lady_gilda
No siento nada. Nada. No tengo mariposas en el estómago ni se me encoge el corazón cuando le pienso. Soy dura. Soy fuerte. No me afecta. Juro que la piel no me escuece cuando les veo juntos, que mis lágrimas no brotan por no ser yo la que camina de su mano, la que besa sus labios, la que comparte sus buenos días y sus buenas noches...
No, no me duele el alma cuando pienso que sus manos ya no me tocan. Y, si imagino su cuerpo pegado al mío, no me recorre la electricidad. Prometo que esta coraza es infranqueable, que nunca se coló hasta lo más hondo de mi ser. Que estos labios rojos no tienen nada que ver con que me sienta pequeña e insignificante. Que el humo de este cigarro no se lleva la amargura que me llena los pulmones. Prometo que ya no busco en otras camas lo que un día dejé en la suya.
Prometo que no estoy mintiendo.

miércoles, 10 de febrero de 2016

Marañas

Tu imagen, mis letras. @Imposibleolvido
Hecha un ovillito en la cama estoy más guapa. Aquí, arrebujada entre unas sábanas que no puedo dejar de sentir frías. Todo bulle. Todo truena. En mi cabeza la tormenta no cesa.Ya no sé qué pensar. Ojalá hubiera una forma de hacer que el corazón dejara de sentir como siente. Ojalá mis ojos no te vieran como te ven. Todo sería más sencillo y esta maraña de emociones de desharía por sí sola. Podría, no sé, aprender a no ilusionarme, aprender a no sonréir cuando apareces de repente e iluminas mi vida, como esa calma en el ojo del huracán. Tú lo haces todo más fácil y, a la vez, más difícil. No lo entiendo. Quisiera poder ver las razones que me llevaron a quererte antes de conocerte, poder entender cómo eres capaz de deshacer el hielo de mi corazón mientras tu ausencia congela mis sábanas, poder tenerte aquí, conmigo, hecho un ovillito a mi lado en la cama. Sin tanta tormenta. Sin tanta maraña.

lunes, 8 de febrero de 2016

Tenemos que hablar...


- Tenemos que hablar.
Tres palabras eran el detonante. Después llegaban los gritos, los reproches, los "y tú más" y los "ya no me quieres". Los "no digas eso" y una caricia para retirar mis mechones desordenados de la cara. Y tus labios cerca de mi frente y ese respirar sólo tu aliento. El olvidarnos de la discusión porque nuestros cuerpos se han juntado y son como fuego y gasolina, le shace falta muy poco para arder.
En unos segundos somos todo lenguas y saliva. Manos y ropa que sale volando a zarpazos. Gritos convertidos en susurros. Susurros convertidos en jadeos. Tu cuerpo entre mis piernas. Tú enterrado en mí y tus quejidos acompañando cada embestida. Una mirada cómplice que dice más que todos los gritos. No sabemos querernos de otra manera y sabemos que no es sano, pero se nos olvida cuando nuestros cuerpos chucan y nuestras lenguas se enredan. Cuando nuestras manos nos estudian al milímetro. Cuando respiro de tus jadeos y tú gimes mi nombre. Cuando nuestras espaldas se arquean y la electricidad nos recorre. Cuando el orgasmo nos lleva a lugares desconocidos y somos sólo cuerpos, carne, sudor y sexo.

viernes, 5 de febrero de 2016

Ella y Él


Aquella noche se puso su vestido favorito y sus tacones nuevos. Se había pasado horas frente al espejo maquillándose y peinándose hasta darse el visto bueno. Se veía bien, guapa y, tras recibir una mirada de aprobación de su reflejo, cogió su bolso y se dirigió al bar donde había quedado con sus amigas. Las localizó pronto, no era difícil, siempre solían ponerse en la misma zona. Cerca de ellas, en la barra, había un grupo de chicos. Les había visto al entrar y sus ojos se habían fijado en uno de ellos. No era especialmente guapo, no sabía qué era exactamente, pero no podía dejar de mirarle.

Le habían arrastrado a aquel bar. No siquiera tenía ganas de salir, hubiera preferido quedarse en casa viendo la tele o alguna pelñicula, pero allí estaba, sentado en la barra, bebiendo y riendo. La vio entrar, como un maldito huracán, como esas escenas en que el tiempo se para, todo oscurece y un foco la alumbra sólo a ella. Estaba seguro de haberla visto antes, no lograba ubicarla, pero daba igual, no podía dejar de mirarla. Tenía esa clase de belleza que no todos saben ver, unas curvas generoas, una mirada limpia y penetrante...

Se acercó a la barra a pedir y la pilló mirándole. Ambos se cazaron. Bajó la vista, avergonzada y oyó cómo los chicos reían. Bufó y se recompuso, sonrió muy educada a la camarera y pidió una copa.

- Hola - dijo una voz a su lado.

Le temblaban hasta las pestañas. ¿Cómo le habían convencido para acercarse? Ella le lanzó una mirada asesina y él tragó saliva y volvió a intentarlo.

- No quiero molestar, pero te he visto entrar y...
- ¿Y? Te has dicho "vamos a burlarnos de ella", ¿no? ¿Qué habéis apostado? ¿Una copa, una ronda? Bah.
- Yo... Lo siento.

Volvió con sus amigos, con la abeza gacha y un nudo en la garganta. Sacudió la cabeza y recibió un par de palmadas en la espalda y alguna palabra de ánimo.

Ella se maldijo mentalmente, se repitió que era mejor así para convencerse mientras su cabeza desarrollaba un escenario idílico en que no le había apartado. Volvió con sus amigas, que le reprocharon que hubiera sido tan borde y no le diera una mínima oportunidad al chico. La tacharon de diva. De pronto ya no le apetecía la copa ni estar allí. Ya no se veía guapa y sólo quería volver a casa. Le pasó la copa a una de ellas y se despidió sin besos. Se limitó a ponerse el pijama, acurrucarse bajo las mantas y llorar hasta que el sueño la venció y dejó paso a unos sueños donde el lastre a sus espaldas no condicionaba su vida...

miércoles, 3 de febrero de 2016

Detesto.

Detesto que la sábana esté mal colocada.
Detesto darme la vuelta en la cama y que esté fría.
Detesto despertarme antes de que suene el despertador.
Detesto sentir cómo se me duerme el brazo que tengo bajo la almohada.
Detesto que se salte la calefacción y notar el frío en la nariz.
Detesto que las musas me ataquen cuando me echo a dormir.
Detesto soñar contigo y que no estés cuando despierto. Y que no estés nunca.
Detesto abrir los ojos en mitad de la noche porque un nudo en el estómago no me deja respirar.
Detesto pensar en ti.
Detesto que no me calmes en mis desvelos.
Detesto que me miren raro por cenar sola en un restaurante.
Detesto que se enfríe el café mientras escribo y esta taza lleva horas congelada...

lunes, 1 de febrero de 2016

Desvelos



Otra vez el desvelo de las 6:30. La calefacción se salta y hace frío. Y no estás para calentarme. Ya nada me da calor. Nadie me da calor... No sé si es el frío o las musas. O quizá seas tú, que te has hecho un fuerte en mi cabeza y no logro sacarte de ahí, mantenerte encerrado durante el tiempo suficiente para que la herida cicatrice, para que el dolor cese. Siempre te escapas, te das un paseo por mi recuerdo lo desbaratas todo, lo rompes, lo destrozas, haces más ruinas de las ruinas y te juro que hay días que creo que me romperé en tantos pedazos que nada ni nadie logrará recomponerme jamás...
Abro los ojos con la vaga esperanza de encontrarte durmiendo a mi lado y los cierro de nuevo. Aquí sólo hay oscuridad y frío.

Un café con Sara

Quedé con Vanessa en El Café de la Luz a las cinco. Llevaba semanas hablando con ella, preparando la cita para una de sus próximas visitas...