lunes, 15 de febrero de 2016

Quiza sea yo...



Cogí la taza de café entre las manos para calmar un frío que no sabía bien de dónde venía. Llevaba tiempo dando vueltas a aquella idea en mi cabeza. Un pensamiento que escocía y hacía daño, como si alguien te arañase las entrañas o apretara tu cuello hasta dejarte sin respiración.
Sólo era una idea que había ido creciendo y haciéndose fuerte, una pregunta que no dejaba de repetirse y que siempre respondía de la misma forma. Un "¿por qué te vas?" que me respondía sola. Y, después, un "¿qué hice mal?" y el sentimiento de culpa. Quizá no fui lo que esperabas, quizá no fui quien querías que fuera, no sé, no lo entiendo. Las cosas cambiaron de la noche a la mañana y quisiera creer que no fue por mi causa, aunque esa jodida voz en mi cabeza no deja de repetirme que algo malo tiene que haber en mí, algo que no encaja, algo que no sirve... Quizá sea yo en todo mi conjunto.
Di un trago al café amargo y suspiré. Quizá esa voz tenga razón. Ojalá se callara...

1 comentario:

  1. Tan cierto y tan tonto. A veces la mente se culpa por cosas que no se pueden evitar y nos carcome y nos destroza. Has puesto voz a muchas mentes inquietas. Simplemente perfecto.

    ResponderEliminar

Gracias por leer.

Un café con Sara

Quedé con Vanessa en El Café de la Luz a las cinco. Llevaba semanas hablando con ella, preparando la cita para una de sus próximas visitas...