lunes, 7 de diciembre de 2015

Se me ha subido a la cabeza...



Perdóname, es que, a veces, el corazón se me sube a la cabeza y no me deja pensar con claridad. Mi piel tiene memoria y recuerda tus manos desfilando por mi cuerpo y, claro, a ver quién es la guapa que se concentra cuando a mis labios les da por rememorar el beso que me has dado antes de marcharte, con el sabor a café y tostadas del desayuno. O quizá sea yo, que ya te encuentro en cada detalle, en cada esquina. Pero es que mi camisa huele a tu colonia y mi pelo tiene la forma que le han dado tus dedos al colocarlo tras mi oreja y, claro, a ver quién es la guapa que puede dejar a un lado todo eso. Si hasta mis ojos se cierran solos para poder ver esa sonrisa que me dedicaste anoche antes de dormir. Si mis piernas tiemblan sólo de recordar tu cuerpo junto al mío y, claro, a ver quién es la guapa que olvida ahora ese arrebato entre las sábanas y los susurros entrecortados que vibraban en tu garganta y hacían eco en mis oídos. Pero, tranquilo, es sólo que el corazón se me ha subido a la cabeza y y le ha dado por revolver en el cajón de los recuerdos canturreando el vals de Amèlie y mi cabeza se ha quedado tonta y ya no sabe razonar, pero pronto lo pongo todo en orden y recuerdo a ese músculo bobo que aún nos quedan unas horas para que tus manos vuelvan a dejar recuerdos en mi piel.

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