viernes, 4 de diciembre de 2015

Nadie está a salvo



Nadie está a salvo de sentir. Ni siquiera quien presume de dejar el corazón en casa. Un día llega alguien que pone tu mundo patas arriba con unas palabras, una caricia, una mirada… Alguien que consigue traspasar los muros de tu coraza por muy altos y fuertes que sean. Alguien a quien cedes el poder de curar tus heridas a sabiendas de que puede reabrirlas. Alguien que ocupa tu mente, tu corazón, tus días, tus horas, tus minutos, tus segundos… Alguien que consigue hacerse un hueco entre tus miedos, que te regala certezas de las que más asustan, de las que te cuentan que el corazón te sigue a todas partes aunque intentes dejarlo bajo llave en una caja de seguridad. Alguien a quien tu miedo puede hacerte alejar de tu vida, impedirte aceptar que, ni siquiera tú, que presumes de dejar el corazón en casa, estás a salvo de enamorarte.

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