Nadie está a salvo de sentir. Ni siquiera quien presume de
dejar el corazón en casa. Un día llega alguien que pone tu mundo patas arriba
con unas palabras, una caricia, una mirada… Alguien que consigue traspasar los
muros de tu coraza por muy altos y fuertes que sean. Alguien a quien cedes el
poder de curar tus heridas a sabiendas de que puede reabrirlas. Alguien que
ocupa tu mente, tu corazón, tus días, tus horas, tus minutos, tus segundos…
Alguien que consigue hacerse un hueco entre tus miedos, que te regala certezas
de las que más asustan, de las que te cuentan que el corazón te sigue a todas
partes aunque intentes dejarlo bajo llave en una caja de seguridad. Alguien a
quien tu miedo puede hacerte alejar de tu vida, impedirte aceptar que, ni
siquiera tú, que presumes de dejar el corazón en casa, estás a salvo de
enamorarte.
viernes, 4 de diciembre de 2015
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