viernes, 18 de diciembre de 2015

Oniria e Insomnia


He cerrado los ojos otra vez, intentando dormir. Y ya no sé si es la película que he visto antes de dormir o es que has cuelto a pasearte por mi mente sin permiso. O quizá, sólo quizá, es que ya no sé soñar si no es contigo y no hay quien coja el sueño cuando la cabeza y el corazón entran en el campo de batalla. Porque ella no quiere verte y él no quiere dejar de sentirte y, así, así no hay quien duerma.
Veo pasar las horas observando la oscuridad de mi habitación, esperando que el techo se me caiga encima en cualquier momento. Ya no puedo dormir, no quiero soñar. Son sólo recuerdos que se pasean, se solapan con imágenes de algo que nunca sucedió. Quizá un deseo, quizá un futuro que no llegó a ser, quien sabe. Sólo sé que te veo, nos veo, cada vez que cierro los ojos y duele. Es como si mis sueñpos fueran puñales que reabren heridas que aún no han cicatrizado del todo. O quizá sea mi memoria selectiva, empeñada en hacerme un daño que, algún día no podré sopoprtar.
Me rodea un vacío imenso, sumida en un cansancio que me arrastra a los brazos de Oniria mientras Insomnia se hace la fuerte y reclama su derecho a n dejarme dormir. Cierro los ojos otra vez y una sacudida me lanza al abismo de los sueños, donde ya no hay vuelta atrás. Sé que despertaré en algún momento de la noche, con el corazón encogido y el pecho convulsionando, con las lágrimas brotando y la garganta seca. Me abrazaré, hecha un ovillo, e intentaré minimizar el daño. De eso se trata, de levantarse y hacer como que nada ha pasado, como que tú no has pasado, como cada noche, sin permiso, por mis sueños.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Gracias por leer.

Un café con Sara

Quedé con Vanessa en El Café de la Luz a las cinco. Llevaba semanas hablando con ella, preparando la cita para una de sus próximas visitas...