viernes, 14 de noviembre de 2014

En una ciudad cualquiera

Y allí estábamos. En una minúscula habitación de una ciudad cualquiera. Con la ventana abierta. Con el calor entrando. Con la brisa rozándonos los dedos de los pies. El olor a mar colándose a ráfagas. El ruido de los coches. Y el silencio entre nosotros. Tus largas pestañas batiendo en cada parpadeo. Y yo sin poder dejar de mirarte. De escuchar tu respiración pausada. Sin querer que pase el tiempo. Sin querer volver. Con las ganas de quedarme siempre allí. O, quizá, seguir huyendo, corriendo sin rumbo. Buscando otra habitación pequeña de una ciudad cualquiera para llenarla de nosotros.

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